La guardaparque Élida Adriana Aban forma parte del Grupo de Educadores Ambientales, cuyos integrantes trabajan en todo el territorio provincial. Llegó a la provincia desde el Noroeste argentino, de su Jujuy natal, con un objetivo: “Estar en el monte, trabajar desde allí por la preservación”. Ese plan la motivó a dejar la Licenciatura en Biología y estudiar la carrera de Guardaparque en San Pedro. Desde 2006 forma parte del Ministerio de Ecología y actualmente trabaja en el Parque Provincial Cañadón de Profundidad. “La Educación Ambiental se viene fortaleciendo en Misiones y el GEA ha crecido mucho”, aseguró al momento de compartir su historia y experiencia en la Tierra Colorada.
“Llegué a Misiones con 20 años y San Pedro me recibió con los brazos abiertos. Es una localidad a la que le tengo un cariño especial. Trabajé primero en el Parque Provincial Araucaria, luego cumplí funciones en Cruce Caballero, Moconá y la Reserva Solar del Che”, resumió.
Como agente de conservación, el guardaparque tiene distintas funciones. “En los primeros tiempos me vinculé más a lo turístico y a la extensión. Pero fue en el Parque Provincial Moconá donde tuve la primera aproximación a la interacción con una escuela para la Educación Ambiental. Fue en el aula satélite de Colonia Pepirí. Luego trabajé con la escuela que está bien cerca del Solar del Che”, recordó.
Cuando llegó a la zona Sur, Élida tenía bien en claro que quería continuar con la EA. “Presentamos un proyecto llamado ‘La Escuela, Herramienta para conservar la selva’, que tuvo una inmediata aceptación por parte de Ernesto Saucedo, Director de la Escuela 54”, comentó.
Con su queridas aulas verdes (talleres al aire libre), alcanzó a todos los grados del establecimiento. “Empezamos a trabajar por grado en los distintos ciclos. La respuesta de los chicos siempre fue muy buena. Ellos son los protagonistas de las actividades, hacen que el proyecto tenga vida. Les encanta el trabajo en la huerta, plantar árboles”, confió la guardaparque.
Las actividades se realizan en la escuela (y sus respectivas aulas satélites) y también en el Parque, con senderismo, reconocimiento de plantas y avistaje de aves. “Es un vínculo que me conecta mucho con la comunidad, de la que también aprendés, en un ida y vuelta constante. Eso te va fortaleciendo, enriqueciendo y te dan ganas de seguir adelante. Es algo que me activa”, compartió.
Élida fue testigo de cómo esos niños con los que trabajó en el primario y también en el colegio secundario fueron creciendo. “Hay muchos que ya egresaron. Uno en particular, por ejemplo, le presentó al municipio un proyecto de ecoturismo. Ahí es donde uno se pone a pensar el valor de esos talleres de Educación Ambiental”, confió con orgullo.
“La EA se ha fortalecido en todas las zonas de la provincia. No solo se hace en las escuelas o aulas satélites, sino en los parques donde recibimos visitantes”, remarcó.
En dos años, cumplirá dos décadas de egresada de la carrera de Guardaparque. “Nunca me arrepentí de haber dejado la carrera de Biología. De hecho, creo que soy la profesional que puede colaborar con el biólogo orientándolo hacia sectores donde puede tomar muestras, hacer estudios”, aseguró y ratificó que estar en el monte es inigualable: “La sensación de caminar por la espesura es única, lo sentí muchas veces recorriendo la Biosfera Yabotí”, remató.